En 2004, un pequeño grupo de ingenieros, diseñadores y especialistas en Marketing para Apple le propusieron a Steve Jobs convertir su producto de éxito, el iPod, en un teléfono.
 
La contestación de Jobs fue:
 
“¿Por qué diablos querríamos hacer eso? Esta es la idea más tonta que he escuchado”.
 
El equipo había reconocido que los teléfonos móviles comenzaban a tener la capacidad de reproducir música, pero Jobs estaba preocupado por canibalizar el próspero negocio del iPod de Apple.
 
Odiaba a las empresas de telefonía móvil y no quería diseñar productos dentro de las limitaciones que imponían los operadores.
 
Sin embargo, después de seis meses de discusión, Jobs finalmente se sintió lo suficientemente curioso como para dar su bendición a este esfuerzo.
 
Y así, dos equipos diferentes de Apple comenzaron el experimento de agregar capacidades de llamada al iPod y convertirlo en una tableta en miniatura que poder doblar como un teléfono.
 
Solo cuatro años después de su lanzamiento, el iPhone representó la mitad de los ingresos de Apple.
 
 


 

El peligro de las ideas fijas

 
Cuando hay mucho cambio, las ideas fijas se vuelven un peligro.
Lo que era cierto hace años igual ahora ya no lo es.
 
El cambio hace toda la diferencia.
 
Cuanto más cambio hay, más flexibilidad se requiere con nuestras ideas.
 
Estos 3 enfoques de preguntas nos pueden ayudar a ver si, tal vez, tenemos que repensar nuestras ideas sobre nuestro negocio para esta nueva economía.
 

¿Tenemos las aptitudes necesarias que se alinean con los tiempos actuales?

 
¿Estamos creando las aptitudes necesarias para la nueva economía?
 
Nuevos tiempos requieren otras aptitudes.
 
Sin las aptitudes correctas nos arriesgamos a quedarnos atrás.



¿Estamos creando una marca?

En un mundo con sobreoferta los clientes siempre van a escoger lo que genera la credibilidad de confianza.
 
Crear una marca es una de las maneras más importantes que tenemos para llegar a generar esta confianza.
 
La marca de nuestro negocio, hace 20 años, no era importante.
 
Ahora, sin una marca, competir en un mercado con cada vez más ruido se hace cuesta arriba.
 

¿Estamos generando un fondo de conocimiento?

 
Vivimos en la economía del conocimiento.
 
El conocimiento se convierte en capital. Cuanto más fondo de conocimiento tengamos más capital intelectual crearemos.
 
Y más potencial de oportunidades podremos buscar.
 
En esta nueva época en la que vivimos la aptitudes, la marca y los conocimientos pueden hacer toda la diferencia.
 
 
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